Gallardón no va al guateque

Lo malo de que pase el día 28 de diciembre es que llega el día 29. Y esto que parece sencillo, tan sencillo como obvio, engloba una reflexión mucho más compleja. Uno debe enfrentarse a la realidad y escribir algo en serio. Y ya saben que la vida no siempre es, o mejor dicho, casi nunca, como nos gustaría que fuese sino que es como es.

Bueno, como ya conocen mi nuevo carguillo, empezaré echándole una mano a Doña Esperanza Aguirre (vean que ha pasado de señora a doña en menos de 24 horas, lo que hace un carguillo). Y con el titular de esta entrada se imaginarán que quiero decir con echarle una mano a la Presidenta de la comunidad madrileña.

Ahora ya de verdad voy a pasar la hoja del calendario y hablaré de lo que pretendía. Todavía dudo sobre las palabras de ayer, día 28 de diciembre, de Mariano Rajoy. Y digo dudo, porque todavía no sé si eran una inocentada o el candidato a la Moncloa (candidato que ya se ha autoimpuesto fecha de caducidad) hablaba en serio. Decía que la operación Guateque no iba ni a beneficiar (ya estaría bien) ni a perjudicar a Alberto Ruiz Gallardón.

Ya saben que tengo una especial admiración por la capacidad de Ruiz Gallardón de meterse en todos los charcos y no salpicarse en ninguno. Siempre digo que su ambición es inversamente proporcional a esa curiosa facultad. Una cualidad que le permite al Alcalde de Madrid, chapotear en todos los sitios y salir impoluto de cada uno de ellos. Pero alguien sería tan amable de explicarme cómo es posible que una presunta trama de corrupción con un veintena de detenidos, algunos ya en prisión y escribiendo cartas muy comprometedoras, con decenas de registros en dependencias municipales y domicilios particulares, con un caso en todos los medios de comunicación y de momento todo esto sin ninguna responsabilidad política. Y esto no ocurre, con todos mis respetos, en un pequeño pueblo del extrarradio nacional. Esto ocurre en el principal ayuntamiento de los más de 8000 que tiene el Estado español. Esto ocurre en Madrid. ¿Qué pasaría si esto mismo ocurriese en un ayuntamiento gobernado por IU o por el PSOE o si me apuran por el PP, pero que el alcalde no tuviese los apellidos Ruiz Gallardón? De verdad, es incomprensible como con todo lo que está cayendo no hayamos tenido aún noticias ni se esperen de que se han depurado algunas responsabilidades políticas. Y con esto, sale Rajoy y dice que ni le va a beneficiar ni le va a perjudicar. Nunca mejor dicho: ¿por qué algunos tienen licencia para todo?

Como parece decir doña Esperanza al mirar la foto de Alberto, ¿tendrá un halo Ruiz Gallardón? Yo al menos no entiendo nada.