7 de octubre de 2008

¡Vuelve Lamela, por favor!

De tal suegro tal yerno. Juan José Güemes, consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid, es un digno heredero de la estirpe Fabra, aunque en este caso sea por vía política. Su gestión al frente de la Sanidad madrileña está haciendo muy bueno a Manuel Lamela (jamás pensé que diría esto). Dicen que haber sido elegido como el consejero más guapo de ELLA, Esperanza Aguirre, ha sido su mejor éxito político. No estoy de acuerdo. Creo que el mejor aval de su gestión es su prepotencia. Jamás, ni siquiera Lamela, un consejero había infravalorado tanto a una profesión ni a unos profesionales. Jamás un consejero había hecho tanto daño a la Sanidad Pública.

Les dejo con las perlas del sr. Güemes en una entrevista anoche en Libertad Digital TV:

"¿Qué mosca les ha picado a estos tíos de la izquierda que no quieren para los demás lo que quieren para sí mismos?"

"La política de la izquierda es: primero te mando a los liberados, luego te hago culpable del altercado y luego te critico por el altercado".

"Desafío a los líderes de la izquierda a que me presenten uno solo paciente que haya tenido que enseñar algo distinto a la tarjeta sanitaria para ser atendidos".


Es simplemente un resumen, les dejo con la entrevista entera. Es un poco larga, pero si tienen tiempo y, sobre todo, ganas no tiene desperdicio.

13 comentarios:

Anónimo dijo...

En el último pleno municipal pudimos conocer aspectos de la gestión del concejal de TOROS, Alarido.

Llevó a pleno las subvenciones a las entidades participantes en el programa de “Leganés contra el analfabetismo del curso 2007/2008”.

1.- Valla por delante lo penoso que es que el concejal de TOROS crea que la educación de adultos –los estudios de iniciación- en Leganés se tenga que impartir con voluntarios y no dentro del sistema educativo, como tiene derecho cualquier ciudadano.
2.- Estas subvenciones se dan un año tarde, primero pedimos colaboración y luego les pagamos la colaboración 15/20 meses después. Vamos que nos aprovechamos de las entidades.
3.- Las subvenciones han supuesto 23.376 euros. Esta es la cantidad que dedicamos a este programa. Ni lo que nos cuesta un cuatrimestre José Lemans uno de tantos cargos de confianza que tiene el concejal de TOROS.
Ahora dirá que la culpa la tiene la Comunidad de Madrid.
4.- Subvencionan a 18 entidades: 2 asociaciones de vecinos, 7 parroquias, 3 casas regionales y 6 asociaciones.
Las cuantías van desde las ridículos 296 a los 4.000 euros.

Este es uno de los programas por el que se siente orgulloso el concejal de TOROS, nos cuesta más el pago del presidente de una corrida de las que organiza Alarido que lo que dedica en un año a la alfabetización de personas mayores.

¡Esto es Izquierda Unida-Leganés en estado puro!

Anónimo dijo...

En los últimos altercados que le están organizando lleva toda la razón, pues los que le montan la bronca en los distintos sitios son las mismas diez o doce personas que van siguiéndole a cada hospital que va.

María Dolores Montoro de Francisco dijo...

Al respecto de las declaraciones del consejero Sr. Güemes, sólo tengo que decirles que en mi dilatada carrera profesional como médico de la sanidad pública, nada más que 21 años ejerciendo como médico de familia, nunca he tenido tiempo de perseguir a ninguno de los muchos consejeros que padecí a las inauguraciones de hospitales. Mi tiempo lo he pasado atendiendo a los pacientes. Jamás he generado más esperas que las que la propia atención ocasiona, miles de jornadas en las que ni siquiera salía de la sala para ir al baño. Quedo maravillada de la disponibilidad de los aguerridos sanitarios y administrativos que dejan tan reiteradamente su tarea para ir a montar números orquestados. Especialmente porque siempre son las mismas caras, eso sí, con las antiguas batas que fueron retiradas en 2006-2007 con los logos del Instituto Nacional. Muchos harían mejor en disfrazarse de lo que verdaderamente son: subvencionados sindicales. Es penoso ver a exceladores, actuales bufones del poder estatal con un fonendoscopio colgado del cuello con la aviesa intención de salir en las fotos alzando la voz al consejero y a la presidenta, haciéndose los espontáneos. Es verdad que la sanidad pública está en crisis, pero rigurosa mentira que Madrid sea el peor sitio de España. Con mucho es donde mejor se atiende al paciente y al pariente de tierras cercanas y al visitante de tierras lejanas.

Y si tienen tiempo y ganas les diré cosas que no les gustará oir de por qué hay crisis, al menos en la Atención Primaria de esta zona, que es la que conozco a fondo.

1. Cuestión previa:

Si hay algo que caracteriza a la provisión de servicios de salud a cualquier población es que las necesidades son infinitas y los recursos siempre limitados. Las posibilidades de mejorar y satisfacer completamente al usuario de sanidad no existen, lo que no sucede tan claramente en otros ámbitos.
Nos movemos en un marco legal y normativo, desde el artículo 43 de la Constitución que enuncia el derecho a la salud, la Ley General de Sanidad que establece los principios normativos, el RD Ley 36/1978 sobre gestión institucional de la Seguridad Social y la organización diseñada en el RD 137/1984. La primera normativa que recogió expresamente las prestaciones y servicios del sistema sanitario y, en concreto, de atención primaria, fue el Real Decreto 63/1995, de 20 de enero, sobre ordenación de prestaciones sanitarias del Sistema Nacional de Salud. Posteriormente la Ley 16/2003, del 28 de mayo, de cohesión y calidad del Sistema Nacional de Salud establece el catálogo de prestaciones del Sistema.

Todos los problemas que pueden rodear a la puesta en práctica de nuestras leyes provienen de esta filosofía que convierte a las instituciones y por delegación a los profesionales en tutores de los usuarios, responsables de que no corran riesgos, de que respeten los controles preventivos primarios y secundarios y no digamos los tratamientos, una vez que enferman. Hemos convertido a los ciudadanos en menores de edad que cada vez más se depositan en nuestros brazos para que les arrullemos.

Como resultado de lo anterior, los servicios sanitarios se llenan de usuarios SANOS, lo que paradójicamente colapsa y retrasa las actuaciones imprescindibles en los pacientes con problemas.
Y lo que es más grave: los profesionales se sienten cohibidos en sus abarrotadas consultas a la hora de limitar las peticiones redundantes e innecesarias de un sector de usuarios, que por lo general son muy escuchados cuando se quejan.

El mensaje institucional parece querer decir que todo se puede lograr a través del SNS, que las prestaciones aumentarán indefinidamente, lo mismo que la disponibilidad de recursos, horarios de atención y plantillas. Como iremos desmenuzando, la visión de los profesionales es muy diferente.

2. Atención Primaria y Atención Especializada: un gigante con dos cabezas.

Uno de los problemas nucleares de la atención sanitaria es la ignorancia mutua entre los niveles de asistencia. Especialistas y Generalistas no se comunican, se toleran cortésmente y se ponen verdes con delicada ironía, a veces con sarcasmos, cuando creen que sus parcelas colisionan. Se ha intentado doce mil veces la cohesión, se ha hablado de “gerencias únicas”, se ha parlamentado hasta secar la lengua, pero la realidad es que no se trabaja conjuntamente, se pierde tiempo y se duplican peticiones de pruebas. Ni siquiera a día de hoy hay una plataforma informática compatible para la gestión de la historia clínica (ya hemos desistido de que sea una plataforma única), sólo hay una promesa como tantas otras, que camina despacio cuando no a trompicones. Nadie sabe a ciencia cierta si OMI-Madrid será una ayuda o una barrera más a la hora de poner de acuerdo a las dos cabezas del gigante de la sanidad.
En el A9 hay considerables resistencias por parte de Especializada a la hora de los acuerdos con Primaria (aplicación de criterios de derivación, consensos, protocolos…). Y en Primaria existe el temor a una Gerencia unificada, porque se piensa que presupuestariamente se volcaría la balanza más que nunca hacia el hospital y la Especializada, en detrimento de las consultas de Primaria. Se vive la gerencia única como una amenaza.
Hay que decir que existen grandes diferencias entre Fuenlabrada y Leganés.

Es bastante posible que una gerencia única fuera eficaz y eficiente, pero nadie se ha molestado en explicarlo de forma convincente. Es más, la sensación es que se trataba de una propuesta sin convicciones profundas, y que por ello se retiró del tapete de lo inminente.

El motivo mayor de conflicto entre las dos cabezas, Primaria y Especializada, tiene su origen en la lista de espera para la primera consulta de la mayoría de los especialistas. A pesar de la reducción en lista de espera quirúrgica, algunas especialidades tienen varios meses de espera para las citas preferentes, lo que obliga al sobreuso de la solicitud de consulta urgente, con el consiguiente enfado para todos y a las visitas reiteradas y poco resolutivas de los enfermos de especializada al médico de cabecera, que asume riesgos que no debería.

La parte que hace enfadar a la Primaria es que los especialistas con frecuencia recomiendan al paciente la realización de pruebas para su uso en los centros de Primaria y la exigencia a los pacientes de que cojan nuevos volantes para consultas que ya son sucesivas (revisiones), cuando esto es innecesario y burocratiza las consultas de los médicos generales.

Cabe destacar que las consultas de Especializada también están comenzando a llenarse de sujetos SANOS, lenta pero inexorablemente, como resultado de la invasión de las consultas de Primaria. Esto irrita sobremanera a los especialistas.

Otro efecto de las listas de espera es la burocracia generada y la emisión y prolongación innecesaria de algunas bajas.

3. La traída y llevada “presión asistencial”.

La frecuentación en el A9 es … cósmica. Los pacientes acuden mucho más al médico que en la media nacional y más que en otras zonas de Madrid. En pediatría son cifras increíbles. Las causas deben ser socioculturales y económicas, ya que no hay más enfermos ni más graves. Decimos siempre lo mismo y nos quedamos tan anchos, pero a la hora de organizar las plantillas debería tomarse más en cuenta. Las poblaciones de aluvión, las urbanizaciones gigantes, son de riesgo para la frecuentación, pediátrica y no pediátrica, no sólo por el número de nacimientos sino por el aislamiento de las madres y los padres, la carencia de otras generaciones que aportan experiencia y sentido común al cuidado de los niños SANOS.

La cuestión es que el A9 es una de las áreas castigadas por la excesiva y muchas veces injustificada demanda de asistencia a procesos banales. La posible labor de educación de los profesionales está limitada por el gran número de pacientes que solicitan ser atendidos, lo que hace que haya un círculo vicioso. Finalmente, es más fácil tirar la toalla y no discutir por las peticiones injustificadas de medicación o pruebas. El coste de este tipo de actuación es la ineficacia y el mensaje indirecto que se da a la población de que todo vale si se exige lo suficiente.

Probablemente haya que reconsiderar los mensajes que se dan institucionalmente, generar seguridad y confianza en los auto cuidados y emplear las consultas de enfermería en la solución de dudas de adultos y niños con enfermedades banales estacionales que no deberían casi nunca llevar tratamiento farmacológico más allá del analgésico.

Otro de los efectos nefastos de las consultas llenas es la imposibilidad de dedicar tiempo a la formación, investigación y educación para la salud. La atención a la avalancha lo ocupa todo.

Ni que decir tiene, el sobre-número de pacientes en consulta hace que el A9 sea poco atractiva para los profesionales que a la menor oportunidad abandonan el área. Esto es particularmente evidente en pediatría. Las plazas en el A9 de oposición son las últimas que se ocupan.

Los profesionales no pueden entender que no haya un máximo de pacientes para atender en toda la jornada laboral. Simplemente hay que verlo todo, todo el que quiera puede citarse y si no se ha acordado de citarse, hay obligatoriamente que ver al paciente sin su cita. Cuando se llena una lista a razón de un paciente cada 5 minutos, se recitan las horas habiendo 2, 3 o los pacientes que sea menester en los mismos 5 minutos.

Los problemas que la masificación genera son de toda índole, como puede imaginarse, pero cabe destacar los conflictos con el código deontológico, respecto a la responsabilidad ante las carencias materiales o de tiempo.

4. Escasez de sustitutos, gestión de las ausencias

La escasez de suplentes ha hecho necesario el continuo reparto de consultas de los profesionales con permisos, aunque esta práctica es remunerada, crea un enorme malestar porque añade más carga.

Se ha creado en el A9 un potente sistema de remuneración de los repartos, con gran esfuerzo e ingenio. Está basado en retribuir proporcionalmente al número de pacientes que se atienden de los repartidos. No obstante, la escasez de suplentes y el reparto de las consultas de los profesionales médicos ausentes es un elemento desincentivador.

Alguien tendrá que cuestionarse si el modelo de sanidad que se ha elegido es desarrollable o no a medio plazo, pero lo que no se sostiene es “vender” a los profesionales y a los usuarios un modelo que la realidad se encarga de desmoronar día a día.

La realidad se ha encargado, por ejemplo, de reducir a insignificantes los tiempos con cada paciente y a dificultar el acceso al mismo médico, porque los repartos por ausencias hacen que los pacientes recorran todas las consultas. La realidad muestra también que es imposible ofertar todo el amplio horario, ya que cuando faltan los titulares sólo se encuentran suplentes que llevan la consulta al horario de mañana que más les conviene. A día de hoy los suplentes tienen una vida privilegiada, ya que son tan escasos que pueden elegir sus destinos y horarios.

La sensación es que no se podrá continuar mucho tiempo en esta situación. Los periodos vacacionales típicos son un verdadero quebradero de cabeza desde el verano 2006. Las antiguas normas que regulan los mínimos de plantilla que debe permanecer en vacaciones son un obstáculo a día de hoy, ya que los repartos de consultas son siempre más soportables en verano que en invierno, por el número de pacientes afectados y debería fomentarse, al menos no impedirse, que la mayoría coja vacaciones en julio-agosto. Unas vacaciones en noviembre sin suplente son demoledoras para los compañeros.


5. El problema de los turnos

Ni que decir tiene, el sobre-número de pacientes en consulta hace que el A9 sea poco atractiva para los profesionales que a la menor oportunidad abandonan el área. Esto es particularmente evidente en pediatría y en general en los turnos de tarde.

La paradoja es que ante la situación de falta de sustitutos, las personas que hacen suplencias imponen horarios y condiciones de trabajo que son mejores que las de los propios titulares. Hay compañeros que piden excedencia de su plaza de tarde o renuncian a la interinidad y se dedican a hacer sustituciones únicamente de mañana. También otros profesionales en turnos de tarde optan por las jornadas reducidas para poder conciliar su vida familiar, lo que genera flujos de pacientes de esas consultas que se reparten crónicamente entre los demás. Teniendo en cuenta la falta de profesionales, las medias jornadas por motivo de horario son un sacrilegio.

Cada vez hay menos profesionales que permanezcan a tiempo completo en los turnos de tarde, y por tanto cada vez la sobrecarga entre las 18 y las 21 horas es mayor. En las pediatrías este efecto es aún peor, los pediatras son tan escasos que pueden elegir plazas y los turnos de tarde simplemente no se cubren.

Los profesionales no terminan de entender cómo “sobrevive” la población de comunidades autónomas enteras donde no hay consultas por las tardes. Quizá los servicios sanitarios van generando a sus propios clientes en una espiral ilimitada. Si de pronto a alguien se le ocurrieran los centros de salud abiertos 24 horas, sin duda alguna en pocos años estarían saturados. Pero lo que es más grave es que nadie parece haberse dado cuenta es que LA ACCESIBILIDAD NO IMPLICA QUE SE OBTENGAN MEJORES RESULTADOS DE SALUD. Parece haber un punto de inflexión a partir del cual aunque los recursos se multipliquen los resultados no mejoran de la forma esperada.

Es posible que no pueda mantenerse mucho tiempo la amplitud de horarios actual con el nivel de servicios que se proveen. Alguno de los términos del binomio se reducirá o bien con nuestro control o de forma silvestre y violenta y nadie parece darse por aludido.

Nos esperan años de sangría de profesionales si no se toman medidas pronto para hacer lo suficientemente atractivos los turnos de tarde.

6. El usuario como eje del sistema… pero sin excesos.

La mayoría de los profesionales es consciente de que nos debemos al usuario, pero hace ya tiempo que se ha atravesado la frontera del sentido común. La creciente ola de intolerancia generalizada a la frustración en todos los ámbitos ha generado usuarios exigentes que no sólo piden imposibles, como catarros que de curen en 24 horas o pastillas que eviten las dietas y los ejercicios, sino que también vienen a recoger a las consultas las toneladas de promesas electorales con las que se les conquista para el voto. Y es en consulta donde nos toca modular, moderar y dar sensatez a los mensajes. Todo un reto para una consulta que con mucha suerte tiene 5 minutos.

Es milagroso que no haya más reclamaciones. Hay un divorcio considerable entre lo que quisiéramos ofrecer y lo que podemos ofrecer. Y la lástima es que el 70% de la atención que ofrecemos es perfectamente innecesaria y ese es el motivo por el que no llegamos a quienes más nos necesitan. Desperdiciamos la mayoría de nuestra energía en sujetos que no nos necesitan, SANOS, pero nos hemos pasado décadas convenciéndoles de que son menores de edad que nos tienen que confesar todo. Y el que no lo hace, está lleno de culpabilidad.


7. Carteras de Servicios cumplidas… “Encantados de habernos conocido”

¿Cómo es que aún con todos los problemas descritos se cumplen las carteras de servicios y se alcanzan objetivos?. La respuesta podría ser que gracias a que los profesionales nos estiramos mucho, pero eso sería simplista.

A pesar de no tener malas coberturas, las normas técnicas se cumplen en mucho menor grado. Dicho en otras palabras: la cantidad va una vez más en detrimento de la calidad.
Qué gran verdad.


8. Y llegó la política

El problema en el Severo Ochoa fue crucial para este área. A día de hoy se respalda a los profesionales que actuaron mal, completamente en contra de los protocolos establecidos en el hospital. Este "mal" no reune las condiciones para que la Justicia pudiera denominarlo delito y atribuirlo a un causante, al menos mientras no se realicen necropsias. Deontológicamente si pudo reprobarse. Mucha gente cree que lo bueno y lo malo se diferencian porque los tribunales lo califiquen de delito. Es claro que alguien no es bello porque lo diga un tribunal, ni tocarse los mocos en público es algo bueno aunque no sea un delito.

Por eso la izquierda ha convertido el caso Severo Ochoa en una defensa de la sanidad pública, o del oso panda, o de lo que sea… porque son los primeros en saber que no está bonito organizar chiringuitos para moribundos en una urgencia, sea o no delito. Ya no se hace una defensa de Montes directa, simplemente unen su nombre a la sanidad pública, como si saltarse los protocolos fuera distintivo de lo público.

9. Logística y personal.
Se ha hecho un esfuerzo importante por parte de la Comunidad en cubrir las necesidades de centros dignos, el hospital de Fuenlabrada y sus dotaciones. El departamento de la gerencia es de los que mejor funciona, junto a informática. Falta un centro en el Campo de Tiro y otro en Arroyo Culebro, pero no exageremos, los ratios por médico son los más bajos de España. Y las distancias a los centros de salud, también. Va a haber problemas para dotar a los nuevos centros de plantilla.
Plantilla. Quien no necesite más plantilla, que tire la primera piedra. En fin, creo que el problema del abuso de los recursos está más que tratado, pero mientras no se comiencen a tomar medidas y dejemos que funcionen, lo que no puede ser es que un profesional pase tres meses viendo consultas insufribles de 6 a 7 horas con pacientes cada 5 minutos… y doblado, o sea con 2 o más pacientes para 5 minutos en algunos tramos del horario. Y encima los que vengan sin cita. Y todo esto con uno o dos enfermos reales, el resto, controles y personas sanas.

10. Posibilidades de mejora.

• Reorganizar la asistencia en los centros de forma que los permisos coincidan con las fechas en las que hay menos demanda y con la finalidad de que se acoplen los permisos a los periodos donde los repartos no sean tan voluminosos. Actualmente se hace al revés, se acopla el servicio a los permisos. Implica redistribuir a los pacientes durante muchos días al año, exactamente igual que se hace ahora, pero de forma previsible. Por ello, quizá habría que estudiar:

• Convertir a los pacientes en pacientes del equipo, no de un médico. Las dificultades legales existirán, no cabe duda, pero la ventaja es que el servicio se podría organizar mejor, las agendas serían más uniformes y podríamos hacer una adaptación estacional a la demanda. Hoy se hace a golpe de ingenio. Y se está agotando.

• Considerar reducir el horario de atención regular, actualmente de 8 a 21 y sustituirlo por un horario de consultas hasta las 18 y atención a lo que no puede esperar en menos puntos de asistencia o bien en los centros pero en turnos de guardia.

• Lanzar las consultas enfermeras como en otros países, de una vez y sin complejos.

• Pensar que la poca o nula disponibilidad de un recurso lleva al abuso de otro. Fisioterapeutas, psicólogos, terapeutas familiares … los médicos abordamos los problemas que deberían ver ellos.

Los usuarios estarían más contentos si se les facilitase realizar relajación de forma normalizada que teniendo que tomar tranquilizantes, por ejemplo.

• Comenzar a decir cosas sensatas en los mensajes institucionales. Los usuarios tienen que usar adecuadamente los recursos, lo mismo que reciclan papel o recogen cacas de perro.

• Usar la tecnología para formar equipo con todos los niveles del sistema, no para hacer reinos de Taifas. Y rápido.

• Planificar bien lo que se desea, compararlo continuamente con las posibilidades de cumplirlo. Cada vez se añaden más programas y actuaciones para los mismos 5 minutos que disponemos por paciente.

• Pensar la posibilidad de redistribuir plantillas, no todas las zonas de Madrid están igual en presión asistencial. Las áreas no deberían ser como estados con fronteras infranqueables.

• Incentivar económicamente los turnos más penosos, de forma significativa mientras sigan existiendo.

MUCHAS DE ESTAS REFORMAS REQUERIRÍAN MODIFICAR LA LEY DE SANIDAD.

Anónimo dijo...

Lola:

Muy de acuerdo con tu intervención. A diferencia de tus colegas peperos, sabes de lo que hablas.
Pero dime una cosa: ¿ Te parece bien que primen los criterios económicos en el tema sanitario?. ¿ No crees que meter a empresas privadas a gestionar NUESTRA sanidad es meter al lobo a cuidar las ovejas?.
No nos engañemos, si hacemos funcionar la sanidad con los criterios de la empresa privada iremos mal. SI se comienza a incentivar a los médicos para que no manden pruebas y no receten ciertos medicamentos. La sanidad ira a peor.
Por otra parte debo de decir que la sanidad madrileña es una de las mejores de España. He tenido que sufrir la de otras comunidades, seudo-socialistas, y sé de lo que hablo. También aquí pagamos el céntimo sanitario...nuestro dinero nos cuesta.

La falsa izquierda es muy cínica. Hace poco puse la noticia donde la UGT presiona a la Comunidad de Madrid para que los funcionarios sigan con la medicina privada. ¿ Apoyamos o no al sector público?. Aquí se habla mucho y se hace lo contrario...
El apoyo al Sr. Montes me parece un error. Igual que las subvenciones que recibe por dar sus cursos. La practica de la medicina no debería de estar contaminada por la ideología política.

Saludos.

Anónimo dijo...

Lo de Libertario me parece alucinante: Todavía queda gente de izquierdas de verdad, alejado de los perfiles que priman hoy en el PSOE (Montoya) e IU (Calle o Alarico). Parece que aún queda cierta esperanza de que tengamos una izquierda de verdad. A ver si hay suerte y sale más gente como Libertario.
Como diría Neptu, un saludo desde y por la izquierda, pero ni desde el PSOE de Leganés ni desde IU de Leganés.

Anónimo dijo...

Lola como se entere Gomez que no ha dichoada de la inseguridad, la margina.

Anónimo dijo...

Hoy publican en los periódicos la protesta de los sindicatos porque la Comunidad de Madrid ha publicado las fotos de las broncas que le han montado a Esperanza Aguirre y a Güemes en sus visitas a los hospitales. Por lo menos, ya reconocen que los que montan el número en los hospitales son un grupo de liberados sindicales que se disfrazan de enfermeros.
Por mucho que los sindicatos defiendan a estos sindicalistas reconvertidos en actores, no creo que el trabajo sindical de los liberados consista en hacerse pasar por enfermos o personal sanitario cuando van los dirigentes políticos al los hospitales. La sanidad pública hay que defenderla con mejores argumentos, no reventando los actos de los políticos con sindicalistas actuando como figurantes.

Anónimo dijo...

Como diría el propio neptuno, me he quedado de piedra al leer hoy El País y comprobar que van por el mismo sitio que el post de neptuno anoche. Dice El País: "los sindicatos añoran a Lamela"

¿Será neptuno uno de los sindicalistas?

¿Trabajará neptuno en El País?

Hala ya tienes para tu sección de preguntas.

Anónimo dijo...

Eso de añorar al anterior es muy socorrido; ya lo dice el refrán: otros vendrán que bueno te harán. Ni hace falta ser sindicalista, ni trabajar para El País, para recurrir al viejo truco de criticar al actual por comparacion con su antecesor. De Lamela, con ocasión del asunto del Severo Ochoa, se dijeron cosas difíciles de superar, al que ahora se hace bueno para ir contra Güemes, contando con que la memoria de la gente es muy corta.

María Dolores Montoro de Francisco dijo...

La cuestión de la privatización de la gestión de los centros sanitarios que proveen asistencia gratuita no es en absoluto un tema menor. La izquierda se ha empeñado en atemorizar a la población haciendo creer que la gestión privada es lo mismo que pagar por la atención, cuando es justo al contrario.

La gestión privada es más económica, por eso se está adoptando, porque es la única posibilidad de mantener a largo plazo la gratuidad en la asistencia. Esta paradoja aparente tiene muy fácil explicación. El funcionariado está normalmente sobredimensionado y cuando los trabajadores incumplen no es posible hacer nada. He visto casos de sanitarios alcohólicos que ha costado mucho separar de sus tareas, por ejemplo. Hay muchos casos que se nos vienen a la cabeza de personas que, dado su estatus de funcionario, no pueden ser fácilmente separadas de sus puestos a pesar de su reiterado incumplimiento. La gestión privada tiene el despido. En lo público el absentismo laboral es escandaloso, dependiendo del estamento, triplica a la empresa privada. No existe, por otro lado, en la práctica la movilidad y las plantillas no son las adecuadas a la tarea, siendo casi imposible adecuarlas una vez se obtiene una plaza. Por ejemplo, en un nuevo desarrollo urbanístico hacen falta pediatras, ya que todas las familias tienen a sus hijos en los 15 primeros años del barrio. Al cabo de 10 años lo que comienzan a necesitarse son geriatras. En la medicina pública estas adaptaciones son traumáticas, si es que se pueden realizar. Por eso en el barrio de Salamanca de Madrid los pediatras ven cada día 3 o 4 niños, cuando en Loranca (Fuenlabrada) ven 80 y en Leganés Norte de 80 a 90. Y no, no se puede hacer al pediatra del barrio de Salamanca que acuda a Leganés Norte, porque ganó su plaza allí. La gestión privada es más ágil porque no depende de unos presupuestos rígidos, sino que posee la posibilidad de redirigirse y remodelarse según cambian los factores de la sociedad a la que sirve. Por eso es más económica, no porque escamotee recursos ni personal ni material, que es lo que nos quieren hacer creer.

Tan cierta es esta afirmación que los cuerpos de funcionarios que cuentan con sanidad en sociedades privadas se niegan a dejar este privilegio.

Por último, no quisiera dejar de destacar que el uso racional de los medicamentos se confunde con racaneo o presiones para una prescripción más económica por motivos puramente de ahorro. Y no es cierto. La sanidad pública española consume muchos más fármacos, particularmente antibióticos, por poner un ejemplo, que las más caras y prestigiosas clínicas y hospitales del mundo. Ni mucho menos se correlaciona este gasto lamentable e inútil con unos mejores resultados en salud. Más bien al contrario: la pesadilla de los gérmenes multiresistentes nos obliga a gastos suplementarios y a enfermos más graves que tardan más en curar y que tienen más riesgo de morir. Este mal, por cierto, se extiende en España también a la asistencia privada.

Con frecuencia se emplea la horrible demagogia de hacer creer a la gente que la asistencia será peor con gestión privada, cuando los que verdaderamente pueden, acuden a centros privados.

Una llamada a la sensatez haría que los políticos que deciden pensasen por una vez en no derrochar el dinero de los impuestos pagando mucho más por lo que puede ser mejor pagando mucho menos.

Si no se admite la gestión privada de los centros no tardará mucho el día en que tengamos que decidir entre público y gratuito. De hecho ya empiezan a escucharse voces a favor del ticket moderador o el copago de la asistencia pública.

¿No será mejor abaratar los costes de gestión que a la pública le salen tan caros por diversas razones y a la privada no?

Muchos piensan seguir insistiendo cabezonamente en pagar con los impuestos más por cada vez menos. Yo, desde luego, no.

Es muy fácil dar tiros con la pólvora del rey. Lo malo es que en este caso la ponemos entre todos.

Anónimo dijo...

Lola:

Según leo para usted el problema sanitario es un problema de "recursos humanos". Horrible y cosificante concepto. Pues NO. No es un problema de recursos humanos. El problema es una ineficaz asignación de los recursos económicos. Sea valiente y diga la verdad. Usted sabe que TODOS los gestores han estado al servicio de la industria farmacéutica. Aquí se prefiere recetar sin medida ni control para mayor gloria de la cuenta de resultados de la industria PRIVADA. Luego claro nos quejamos de los ancianos que piden las pastillitas...
Esperaba más de usted. No sé...me apena no ver ninguna reivindicación de un mínimo de 10 minutos por paciente. Cosa que a la Sra. Aguirre, Dª Espe, le parece una frivolidad...por éso se olvida usted. No sea que Don Jesús la recrimine...

Saludos.

María Dolores Montoro de Francisco dijo...

Señor Libertario:
Esperaba de usted un poco de profundidad.

Mire: los diez minutos es un tiempo ridículo. Con diez minutos no se puede hacer una valoración, exploración y juicio de prácticamente nada que no sea un sujeto más sano que una manzana. Es absurdo reivindicar esa limosna.

Cada vez más médicos, yo entre ellos, lo que reivindicamos es que los sujetos sanos con problemas no médicos no saturen el tiempo de asistencia y tengan sus atenciones respectivas a cargo de los profesionales a los que les toque. De esa manera podríamos optimizar nuestro tiempo. Le aseguro que es experiencia de muchos colegas de Atención Primaria haber recibido a 400 sujetos en una semana de los que sólo 20 o 25 requerían visita médica. Perversión del sistema. Con 40 horas semanales fíjese usted cómo podríamos atender a los enfermos.

Respecto a lo que dice de la industria farmaceútica, creo que sólo el desconocimiento le hace escribir lo que ha escrito. Para empezar, es en los hospitales donde se prescriben los fármacos más caros, pero las recetas se "escriben" en los centros de salud, con lo cual el médico de familia puede hacer un ajuste y seleccionar, dentro del principio activo, el envase que resulte más económico. Recetar por sustancias, no por marcas de fantasía es una vieja aspiración que ya se está logrando. Es frívolo acusar a los médicos del sistema de que se inclinan por ciertas marcas, cuando ya es posible hacer un perfil de prescripción de cualquier profesional individualmente y saber si se desvía de la media de su centro, de su zona o de la comunidad.


No, amigo liberal, no. El problema del exceso de prescripciones innecesarias es puramente cultural y producto de la precipitación de decisiones, de la rapidez con la que hay que hacer un juicio diagnóstico y de la extensión de la medicina defensiva, consistente en actuar con condiciones muy desfavorables de la forma menos mala. Le explico todo esto: Hay quienes aún consideran mejor médico al que más principios receta, aunque realmente sean UTB, principios de baja utilidad terapeútica. A eso llamo "cultural". Por otro lado, el médico presionado por el poco tiempo del que dispone, a veces receta cubriéndose las espaldas. Con una exploración y explicación adecuada podría actuar más correctamente, no prescribir, pero no tiene tiempo de hacerlo. Se parece este efecto al de los padres que no pueden estar con sus hijos y les hacen regalos de caros juguetes. Es humano dar lo que se tiene más a mano cuando no se puede dar lo que realmente hace falta. No lo disculpo, pero lo comprendo, máxime cuando mis colegas denuncian una y otra vez que trabajan en condiciones que no garantizan asistencia adecuada.

No obstante, otra de las causas de la desbordada venta de fármacos en España, muy superior a la de sociedades tan poco sospechosas de poco garantistas como la sueca, es la automedicación. Supone una auténtica plaga y sangría del sistema y responde a razones muy variadas que van desde la insatisfacción de la atención en consultas a la masificación, pasando por la accesibilidad tradicional de las boticas y el trato humano y compasivo que se da en las mismas.

De todas maneras estos temas no son para categorizar y se pueden encontrar miles de matices. El comportamiento de las personas depende siempre de muchos factores y en general es racional. Otra cosa es que las circunstancias que llevan a ese comportamiento lo sean.

Anónimo dijo...

La verdad es que Lola ha hecho tal exposición que poco se puede añadir...

Yo trabajé en el sector un tiempo (no, no soy médico), mi mujer trabaja ahora en el sector y tengo amigos médicos y amigas enfermeras que me cuentan sus desventuras...

De entrada le doy toda la razón a Lola sobre el sobredimensionamiento de los recursos... Severo Ochoa, urgencias de Maternidad, 6 de la tarde... mientras espero a mi mujer veo a ¡¡6 celaddoras!! sentadas en una salita junto a la puerta... una de ellas lleva ¡¡1 hora!! comiendo fruta y leyendo una revista... comenta con una compañera que está en su 'hora de merienda'...

Sinceramente, increible... tanto por el número de personas que hay para no hacer nada, como para echarle ese rostro para estar 1 hora 'merendando' en una jornada de 7h...

Comentándolo con una amiga que trabaja allí de enfermera, me confiesa...

"¡Huy!... a los celadores cuidado con decirles nada... ¿sabes cómo se les llama?... 'El Real Cuerpo de Celadores'... ¡ni los médicos se atreven a decirles nada!, porque por menos de nada te la montan..."

Otro amigo médico, en un Hospital de la capital, me cuenta un día cómo tras llamar a un celador para que lleve unas muestras a laboratorio (por un posible cancer), éste llega, mira las muestras y tranquilamente le especta... 'esto no es urgente, ¿no?... pues puede esperar a mañana', tras lo cuál lo deja sobre la mesa y se va...

Dos ejemplos de lo que bien ha comentado Lola.

Y a esos podríamos sumar muchos otros que me cuenta mi mujer, que además me confiesa que en comparación con el sector privado, en el público 'casi no se trabaja'.

Pero... ¿por qué se permite esto?...

Pues está claro que porque ningún político ni de hoy, ni de ayer, se ha atrevido nunca a meter mano en el sector...

Es un sector demasiado sensible como para calentarlo echando a inútiles a la calle, o sancionando a quien no cumpla... y por ello todos los políticos han pasado por él de puntillas y dejando hacer.

Salvo Lamela que se encontró con el tema de las sedaciones, que tan oportunamente ha usado el PSOE para hacer campaña y hablar de 'privatizaciones del HSO' cuando se trataba de ética y protocolos cumplidos, o no cumplidos.

Y la solución del PP, la de la gestión privada, no es la mejor... pero parece ser la única viable de momento para frenar los gastos desorbitados del sector y la pésima gestión habida.

Sobre todo porque esta situación está quemando a quienes más falta hacen en el sector... los buenos profesionales (médicos, enfermeras o auxiliares) que han empezado a marcharse del país a trabajar a sitios con salarios más dignos, y donde no acaben quemados con tanta facilidad...

Porque Lola tiene razón, y aquí además del problema propio del sector y los profesionales, tenemos el de la incultura de los pacientes a la hora de usar los servicios...

Nunca me ha gustado ir al médico, salvo cuando lo necesito, y por ello no entiendo que cuando vaya las consultas estén llenas de personas que van por absolutas gilipolleces... como el que va a Urgencias a que le vea el dermatólogo, porque tiene un lunar que no le gusta y le pica...
O el que va al médico de cabecera a los primeros síntomas de un simple catarro, a pedir antibióticos y la pertinente baja...


En fin, que soluciones habrá... pero me juego unas cañas que si empiezas por exigir e intentar poner orden, a la par que pedir más sensatez a todos los actores y mayor flexibilidad, al día siguiente los sindicatos te la están liando...

Y por cierto, Lola tiene razón... la gente que conozco no tiene tiempo para irse de Hospital en Hospital a liársela al consejero... así que mucho tiempo libre deben de tener estos señores.