Se acabó lo bueno… o eso dicen, porque ahora que no me lee nadie, he de confesarles que las vacaciones no se han hecho para mí. Al tercer día, mi neurona estaba golpeándose con las paredes craneales buscando enlazar una idea para contársela… qué apuros, esto de tener tanto que contar y no poder hacerlo, es como el que tiene dinero y no se lo gasta. Pero por fin llegó el día, fuera esparadrapo de los dedos y, aprovechando que tenemos a corporación y media de vacaciones, les cuento... Ni se les ocurra decirles nada. Lo primero que he podido comprobar es que no me han echado de menos. Estando de vacaciones y bajando la producción, han aumentado las visitas un 17% respecto al mismo período, 1-23, del mes de julio. ¿Sobro yo? Vamos al lío…
Soy malo y comienzo diciendo que otros quisieran… En Leganés somos raros hasta para esto, nos cogemos vacaciones después de las fiestas, es decir, primero fiestas y después, para descansar de las fiestas, vacaciones… Así da gusto.
A ver por dónde comienzo yo… Les diré que cada uno ha jugado su papel, bueno todos, menos uno.
Gómez Montoya, el Alcalde, ha ejercido de tal. No, no me refiero a alcalde, sólo faltaría, quiero decir a la persona que hay detrás, ésa que siempre deja ver cómo le va por la extensión de su rostro. Si tiene ojeras, malo para la ciudad… si sonríe, bueno para él. Y así ha sido, en la primera semana, coincidiendo con la toma del recinto ferial por Tomás Gómez, Gómez Montoya, el Alcalde estaba tristón, efímero durante el pregón, perdido y casi deseando perderse. En la segunda semana, la sonrisa iluminaba su cara. Todo lo contrario. Volvió a sonreír. Ha movido ficha y ha echado un órdago. Si le sale bien, le seguiremos viendo el semblante, si no, le veremos de lejos. Pero ¡ojo!, porque puede que la jugada maestra la lleve su compañero y él juegue de postre.
El sr. Gómez, don Jesús, también ha ejercido de lo que es, un tímido extremo. Nos ha dejado dos de las imágenes de las fiestas. Resulta que estando en el balcón del consistorio, y acabado el pregón, al bonachón del sr. Gómez, don Jesús, no se le ocurre otra cosa que levantar su pie derecho (no podía ser de otra forma) y encaramarse a la tarima de oradores. Allí subido, comprobó si la zona de honor provoca vértigo. Miró a una plaza que iba desalojándose como desafiando al mañana. No les puedo asegurar si cerró los ojos y, si lo hizo, si pidió un deseo. Tampoco, si lo supiese, les desvelaría el deseo, porque ya saben que si se cuenta, no se cumple… Pasados esos segundos y acabado el reto, pusó de nuevo su 44 largo en tierra firme, con una sonrisa, de nuevo tímida, pero con cara de pillo. Daría mi tridente por saber qué pensó en esos momentos.
La otra imagen fue el beso sonoro que recibió de la precandidata a candidata a la presidencia de la Comunidad de Madrid, la ministra de Sanidad, Trinidad Jiménez, Trini para los amigos, sobre todo, para Gómez Montoya, el Alcalde. De nuevo, el sr. Gómez, don Jesús, y su timidez extrema, se acercaron al revuelo que causaba la precandidata oficialista. ¿Saben quién le abrió paso entre los acalarados seguidores de Trini? La concejala Emilia Quirós… Y allí llegó el sr. Gómez, don Jesús, para ser besado en ambos carrillos, de forma sonora. No puedo decirles cuál fue primero, si el derecho o el izquierdo… pero acabó por sonrojarle y, de nuevo, se le puso cara de pillo.
Para cerrar el grupo popular (es una forma de hablar), decirles que menudo enfado se ha cogido el de siempre porque no ha tenido entradas para los toros. Si es que por más que lo intento, nunca coincidimos… No me gustan los toros, pues a él le encantan. Hasta el punto que no comprende por qué no han tenido sus entraditas los concejales de la oposición.
¡Ah, se me olvidaba! También tuvo su momento de gloria, reaparición estelar, Guadalupe Bragado. La que fuese fugaz alcaldesa, estuvo en la Misa arrebatándole el sitio en la primera bancada al sr. Gómez, don Jesús. En este caso, sus dos 44 largos, asistieron a la ceremonia aguantando el peso del portavoz popular.
Pasamos a los míos, a los que, como cantaría Julio Iglesias, les digo “Hey! // no vayas presumiendo por ahí //diciendo que no puede estar sin ti//tú que sabes de mi”. Sí, hay buen ambiente, muchas sonrisas, pero ¡ojo!, todavía no hemos ganado nada. Queda mucho partido.
Hemos ido de procesión como nunca… quién lo diría. Y el único que no ha jugado su papel ha sido don Alarico. Que no se me enfade, pero ha estado menos locuaz y más discreto que nunca. Ni siquiera el día del pregón ejerció de don Alarico. Su alocución no superó el minuto, con la sonrisa malévola de toda la corporación. Sonaba a algo así como “menos mal”. Qué incrédulos. Don Alarico ha estado en todos los lados, pero no ha sobresalido en ninguno, algo parecido a los jugadores defensivos, que hacen un trabajo sordo para el equipo, lo que es lo más parecido a un milagro, sobre todo, hablando de quien hablamos, don Alarico…
También ha estado en su papel el concejal “independiente”, Carlos Delgado… Una vez más arremangado y al frente de la caseta de ULEG. Cuando tenía algún ratito se escapaba para cumplir con las “obligaciones” del cargo. Además de hablar, y bastante, con los vecinos que se daban una vuelta por su chiringuito, ha meneado el esqueleto un poco.
Me quedan muchas cosas, pero no es plan de aburrirles el primer día. Ya habrá tiempo hasta que vuelvan al tajo nuestros representantes. Será con el Pleno del 13 de septiembre. Ya saben, de mayor quisiera ser como ellos…
P.D. Si eres de Arroyo Culebro, paciencia. A partir de mañana desvíos de tráfico por las obras en la M-407. No todo iba a ser bueno en la vuelta de vacaciones.