Se van de Leganés y no me dejan ni un regalo

Empiezo a pensar que esto de los Reyes Magos es un invento de alguien… No sé si de Zapatero, de Rouco Varela, de ELLA, de Gómez Montoya, el Alcalde, del sr. Gómez, don Jesús... No lo sé, pero empiezo a ser un incrédulo. Este año, debe ser la crisis, ni siquiera me han dejado carbón. El año pasado al menos me aliviaron con un trocito de esta roca sedimentaria con sabor dulce y que luego no arde ni con gasolina. Me dejaron eso, una varicela y un par de líneas donde me decían que “Nosotros traemos regalos, pero no hacemos milagros”. Doce meses después, de nuevo mis zapatos han aparecido como los deje anoche. Tristes, solitarios y fríos. ¿Me habré portado tan mal? No creo, debe ser la crisis. O eso o que todo es un rollo patatero para entretenernos, algo así como la Lotería de Navidad, donde lo que más toca es salud, la del Niño donde sigue tocando más salud… ¿cuándo me tocará algo más? Siempre creemos que todo lo bueno les toca a los demás, sin saber, que hay veces que también ocurre con lo malo. ¿Cuándo el Atleti ganará la Copa de Europa sin ni siquiera quedar entre los 4 primeros? ¿Cuándo lloverá a gusto de todos? ¿Cuándo el Sol saldrá para todos? ¿Cuándo la izquierda será izquierda? ¿Cuándo nuestras calles estarán más limpias? ¿Cuándo tendremos el Centro de Salud en Arroyo Culebro? ¿Cuándo nos darán algo de lo que pedimos? ¿Cuándo nos devolverán lo que pagamos? ¿Cuándo cuándo? En el fondo, llevan razón. No pido regalos, imploro milagros.

Hoy me conformo con volver a poder quejarme el año que viene. Quizá entonces vuelva a tener carbón y seguro que seré el Niño grande más feliz del mundo. Porque cuando tenemos mucho, queremos más, pero cuando no tenemos ni carbón, lo echamos de menos. Y esto no creo que podamos imputárselo a los Reyes Magos. Es algo innato en el ser humano. Por eso, seguiré creyendo. Les doy la última oportunidad. Si hemos visto una peli en TVE sin anuncios, a Belén Esteban de estrella televisiva, a ZP de mandamás de la UE, a Rajoy con cara de ganador , al Barcelona derrotado y a mi vecino del Bajo B sonreír, puede que esté más cerca lo de mi Atleti, aunque me conformaría con un décimo puesto a cambio de algo más de felicidad, de algo más de trabajo para todos, de alegría, de paz, algo más de sonrisas y menos de lágrimas,… ¡Vaya! Lo he vuelto a hacer, ya estoy pidiendo milagros.