Más rojos que nunca

Ya sé lo que se siente siendo Campeón de Europa. Ya lo somos, 45 millones de españoles y yo, que aunque de piedra, uno también tiene su coranzoncito. Es algo histórico ¿no? La última vez que lo fuimos, había un hombre, ya viejecito, con bigote en el palco, pequeño, pero dicen que con mala leche. Y digo dicen, porque yo apenas le conocí. Afortunadamente, le gustaba más sus celebraciones en la Plaza de Oriente que en la de Neptuno.

Ya somos campeones, ya hemos acabado con muchos tópicos. Les dejo con algunos tópicos que han saltado hecho añicos y con alguna pregunta:

- Jugamos como nunca y perdemos como siempre.

- El fútbol es un deporte en el que juegan once contra once y siempre gana Alemania.

- ¿Por qué siempre arrasamos en las categorías inferiores y, en cambio, con la selección absoluta nunca ganamos nada?

- ¿Qué hubiese ocurrido si en vez de que Sergio Ramos celebrase el triunfo enfundado en la bandera de Andalucía, lo hubiese hecho Puyol con la señera o Xabi Alonso con la ikurriña?


Ahora sólo me queda ver a mi Atleti Campeón de Europa. Ese día dejo que se suban encima de mi, se lo prometo. Claro que para que eso ocurra alguno me dirá que hace falta un milagro. Y eso para un ateo es mucho pedir. Ah y que conste, el gol lo marcó Torres, del Atlético de Madrid. Alguno me dirá que ya me he equivocado, pero es que los que tenemos la cara de piedra decimos que a Torres lo tenemos cedido al Liverpool.